El pueblo de Valdesoto

                                                Siero (Asturias)

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Historia

Existen evidencias de poblamiento primitivo en la parroquia de Valdesoto, pues según José Manuel González, en "Catalogación de los castrosEl Cuitu asturianos", en el barrio de Castiello se encontraría un poblado fortificado castreño de finales de la Edad del Bronce (siglo V a.c.) en el lugar denominado El Cuitu.

De época romana han quedado con el paso de la historia varios topónimos que definen algunos de los barrios de la parroquia. Estos barrios, en la época romana, estarían asentados en el lugar en que estaban edificadas las villas y posesiones de los nobles romanos, los cuales daban su nombre a estas propiedades. Con pequeñas variaciones fonéticas, el nombre de estas villas ha permanecido hasta nuestros días. De este modo, de la villa de Florius se originaría el topónimo Florianas, que posteriormente pasó a ser Llorianes. De igual modo, de la posesión de Licinius, se obtuvo el nombre de Lliceñes o Leceñes.

Durante toda la época tardía romana, visigoda y el medievo, el actual territorio de Valdesoto estaría configurado por pequeñas propiedades dispersas entre sí, con apreciables extensiones de terreno para cada una, dedicado principalmente a la agricultura y la ganadería. Este territorio pertenecería ya en época medieval al Alfoz de Siero, que ocuparía gran parte de lo que hoy conocemos como llanera de Siero y los municipios adyacentes a esta. Posiblemente las tierras de Valdesoto eran fértiles y muy apreciadas por los grandes terratenientes y la Iglesia, y de hecho estas fueron donadas al obispo de Oviedo y abad de San Vicente, D. Rodrigo I, en el año 1175, como gratificación por su ayuda contra la causa árabe y su apoyo al rey de León Fernando II en la lucha contra éstos, tal como recoge Maria Dolores Alonso Cabeza en su libro "Páginas de la Historia de Siero".

En la Baja Edad Media, la parroquia de Valdesoto comprendería todo el territorio suroriental del municipio de Siero, a excepción del coto de San Juan de Arenas, incorporando las actuales parroquias de Valdesoto, Carbayín Bajo y Santiago de Arenas. Las dos primeras formaban la única parroquia de San Félix de Valdesoto, mientras que Santiago de Arenas era hijuela de aquella. Debido a las dificultades que los vecinos de Santiago de Arenas tenían para desplazarse hasta la feligresía de Valdesoto, en el año 1515 construyeron una iglesia bajo la advocación de Santiago, la cual dependía de la principal en Valdesoto. En el año 1796 la actual parroquia de Santiago de Arenas pasó a ser independiente de San Félix, mediante decreto firmado por el obispo de Oviedo D. Juan de Llano Ponte, y a petición de los vecinos de Arenas. Ya en la época contemporánea, en el año 1972, y por desmembración de parte del territorio que formaban las parroquias de San Félix de Valdesoto y de Santiago de Arenas, se erigió canónicamente una nueva parroquia, denominada Santa Marta de Carbayín Bajo. Actualmente esta parroquia posee iglesia propia, pero comparte camposanto con la parroquia de Valdesoto.

En la Edad Moderna se produciría en el territorio de Valdesoto un descubrimiento muy importante: las minas de carbón de hulla de Asturias. Según el "Informe sobre el beneficio del carbón de piedra y utilidad de su comercio", escrito por D. Antonio Carreño y Cañedo en 1787, se relata que el abuelo del autor, D. Francisco Carreño Peón, descubrió de un modo fortuito mientras cazaba por Valdesoto en el año 1737 las minas de carbón, ya que comprobó la existencia de un incendio en los montes de Carbayín que se mantuvo en vivo un período de cinco meses, hasta que las nevadas de invierno lo extinguieron. De sus conocimientos y formación intelectual dedujo que en el subsuelo existían minas de carbón y fue él quien extrajo las primeras piedras.

Posteriores acontecimientos e investigaciones por estos lares corroboraban la aparición de más minas de carbón, por lo que atraído por la riqueza existente en este subsuelo, y con la intención de promover el interés del estado español por la industria hullera, el ilustrado asturiano D. Gaspar Melchor de Jovellanos visitó en varias ocasiones estos territorios. Alojado en el palacio de los Carreño-Solís, actual palacio de Valdesoto, Jovellanos comienza sus "expediciones de minas". En el primero de sus "Diarios" comenta estas. Concretamente, el itinerario V: "De Oviedo a Valdesoto y regreso", lo realiza el 21 de Octubre de 1790. En él describe el itinerario seguido y comenta las observaciones que sobre el camino va anotando. Tras varias expediciones, un año después expone al rey la necesidad de construir una vía de comunicación que permitiera transportar el mineral de carbón desde las minas hasta el puerto marítimo más próximo. Su intención pasaba por construir esta vía desde Langreo a Gijón pasando por lo alto de la loma de Arenas, bajando a las minas de Lieres, y cruzando las parroquias de Vega de Poja y Pola de Siero para continuar por la que actualmente es la carretera de Pola a Gijón que transita por Muncó y La Collada. Pero este vial no fue ejecutado, al proponerse un plan de navegación del río Nalón, para el transporte del mineral hasta Pravia, que atrajo para sí un importante presupuesto. No obstante, pocos años más tarde, ya en los albores del siglo XIX, se demostró que la navegabilidad del Nalón no era posible, y este proyecto se desestimó, volviendo a retomarse las proposiciones viarias desarrolladas por Jovellanos para el centro de Asturias. De este modo, se ejecutó la que actualmente se denomina Carretera Carbonera, un poco más al Oeste de la idea primitiva propuesta por el ilustrado, y años más tarde, el ferrocarril de Langreo, que comunicaba las minas de carbón de la cuenca del Nalón con Gijón y el puerto del Musel. Ambas infraestructuras aún se revelan como importantes en el contexto socioeconómico asturiano y han tenido un papel importante en el desarrollo actual de la parroquia a su paso por esta.

Debido a la extensión que tenía la parroquia, y gracias al auge de la industria minera, la población de esta superaba a la propia población de la capital del municipio, Pola de Siero, hasta comienzos del siglo XX. El declive de esta actividad y la pujanza de los nuevos centros urbanos de decisión y poder hicieron que la Pola fuese creciendo en población, acaparando vecinos de parroquias limítrofes, mientras que la de Valdesoto se reducía sensiblemente.

Con el paso del tiempo, y ya en época más reciente, el actual territorio de la parroquia de Valdesoto habría sido, como tantos otros en la provincia, escenario de frecuentes luchas y escaramuzas, tanto en la Guerra de la Independencia, en el siglo XIX, como especialmente durante la Guerra Civil española, en el siglo XX.

 

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